Advertencia: Shonen-ai [Insinuaciones entre chicos/hombres]+
¿Me Extrañarías?
Faltaba poco para primavera así que los escasos rastros de nieve en el exterior poco a poco se desvanecían en grandes charcos de agua. Pero el frío continuaba golpeteando a cualquiera que se dignara a salir, especialmente con ayuda del travieso viento que esos días había decidido correr con peculiar frecuencia.
Rowan respiró hondo antes de soltar una bocanada de aire antes de continuar acumulando los semi solidas esferas de nieve en el suelo para intentar darle la forma que deseaba. Koh no paraba de saltar de aquí a allá mientras también ayudaba a terminar las figurillas ligeramente deformes a causa de la temperatura. Drew sonrió tras ver acabado el esfuerzo de los tres. Frente a ellos se alzaban cuatro muñecos de nieve con piedrecillas en las bases nombrándoles de igual manera que ellos mismos.
El de Andrew llevaba un lazo en el “cabello”, de Rowan se había puesto una pluma y un hilo a modo de collar, Koh era el más pequeño, Chain una que tenía unos guantes a modo de manos, Bylen poseía unas alas hechas con hojas. Sin embargo las figurillas poco a poco se venían abajo.
—Y aquí estaban, jugueteando con la nieve —la voz de la contratista del pequeño demonio se hizo notar, a su lado Bylen caminaba sin mucho ánimo de seguir a alguien con el que no tenía un contrato—, ya hemos terminado la junta y veo que pasaron muy bien el tiempo.
El trió les miró con cierto reproche, más notorio el rubio menor y la Apóstol que en el joven Kesler a pesar de tener los ojos más brillantes del resto debido al enfado. Y no era de menos, le habían obligado a permanecer fuera de una junta importante, supuestamente por no tener la edad adecuada y como el tema era de interés para Bylen él le pidió que fuera, que haber nacido en la fecha en el que lo hizo no fuera excusa para que el castaño demonio tuviera que ser frenado por él.
—¡¿Se supone que esa cosa soy yo?! —Kesler escuchó a la exorcista quejarse.
—Pescaras un resfriado —la seductora voz de Bylen sobre su oído lo hizo sonrojarse mientras daba un respingo. El demonio había colocado sus manos alrededor de las frías del rubio. El contratado de ese pacto estrechó los ojos, por su culpa su querido contratista había tenido que esperar fuera, aunque no era necesario que estuvieran en el patio— lo mejor será que entres.
Rowan asintió, inusualmente obediente antes demirar nuevamente como los muñecos de nieve se deshacían. Dio un trago amargo antes de seguir a Andrew y el resto que comenzaba a abrirse paso hasta la sala principal donde una gran y caliente chimenea les esperaba.
***
Una nueva mañana había llegado, Rowan observaba el agua en el suelo junto con los objetos que usaron y las piedrillas aún con los nombres. Su mirada se había apagado un segundo, recordando nuevamente la pesadilla que casi diariamente le aquejaba, por alguna razón también pensó en Chinatsu y Bylen mientras se inclinaba al suelo. Solitarias lagrimas empezaban a fluir y no entendía el porqué de pronto se sentía tan triste.
—¿Me extrañarían? —susurró apenas perceptible.
Un abrigo y un par de firmes brazos lo rodearon, los ojos rubíes giraron ligeramente para observar la sonrisa del demonio llamado Bylen que con delicadeza limpió aquellas lágrimas.
—¿Qué sucede?
—Bylen… ¿me… extrañarías? —bajó la mirada, simplemente aferrándose más— si yo… desapareciera de pronto… como esta nieve…
El demonio amplió su sonrisa, mientras acomodaba su cabeza entre el cuello y el hombro del chico rubio.
—No… —casi se le escapó una risilla al sentir como Kesler se contraía— porque yo no dejaré que nada como eso suceda, no permitiré que nadie te mantenga solo —dijo firme, sujetando con más fuerza a su contratista— yo siempre estaré contigo Rowan…
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